Pocas islas en el océano Atlántico han generado tanto interés y misterio como Tenerife. Quizá las únicas que se le podrían comparar son las islas del caribe, descubiertas y exploradas luego de la llegada de Colón a América.
Tenerife fue para los aborígenes de la isla, los guanches, su tierra madre, por lo que la nombraron Achinet, Achined o Chenet, lo que para algunos investigadores es una expresión afectiva que significa «he aquí la mía, mi tierra» -at-ti-ney.
Los aborígenes de las islas circundantes, es decir, los benahoaritas de La Palma le llamaron a la isla Tener (blanca) e ife (montaña), por lo que se cree este es el origen real del nombre de la isla. Estos aborígenes hacían alusión a la forma del Teide, el volcán que corona Tenerife.
Escritos del siglo XIV, XV, luego de la conquista castellana de la isla, suelen referirse a Tenerife como Insula del’Inferno (La Isla del Infierno) debido a la actividad volcánica de la misma.
La referencia más antigua se encuentra en la obra literaria Libro del Conocimiento de 1350, en el que se lee la palabra Tenerifez, la que hace directa alusión a las palabras que utilizaban los aborígenes benahoaritas.
Algunos historiadores del siglo XIX aseguran que el nombre de la isla se debe al legendario gobernante guanche de la isla, el que rigió antes de la conquista castellana. Este se llamaba Tinerfe, por lo que la relación puede ser directa.
Tenerife está ubicada en el Atlántico, levemente al norte del trópico de Cáncer, a unos 300 km. de la costa africana y a unos 1.000 km. de la costa de la península ibérica. Es la isla más grande del archipiélago de las Canarias, con una superficie total de 2034,38 km².
Es una de las islas más altas del mundo debido a su formación volcánica, la que le ha otorgado una forma triangular con una geografía muy abrupta llena de accidentes de toda clase.
En el centro de su formación se halla él volcán Teide, el que tiene una altitud de 3.718 m sobre el nivel del mar. Este es, a su vez, el punto más alto de toda España y el tercer volcán más grande del mundo si se cuenta desde el lecho oceánico, solo superado por los volcanes del archipiélago de Hawái, Mauna Kea y Mauna Loa.
Además, su estructura la componen doscientos pequeños roques o islotes a su alrededor, los que suman un total de 213 835 m². Sobre esta, finalmente, se manifiesta su ostentoso ecosistema, el que se compone de múltiples paisajes y formas, además de climas diversos que le dan a Tenerife una riqueza única dentro de las islas del Atlántico.