La arquitectura de Tenerife presenta una gran influencia de Portugal y Andalucía, pero no sin un estilo propio característico evidenciado en las grandes casas señoriales y casas humildes. Estas construcciones marcan las directrices de la arquitectura general de la isla.
Destacan por sus balcones típicos y por los patios interiores de grandes dimensiones, gobernados por especies vegetales únicas de la región. Estas casas están construidas mayormente en madera de pino. En cuanto a su lenguaje visual, sus fachadas son simples con pocas ornamentaciones.
Estas construcciones también cuentan con grandes celosías, ventanas de guillotina y galerías rematadas que comunican las habitaciones con el preponderante patio interior. Los patios suelen estar ornamentados con bancos, mesones y bombas de agua.
En cuanto a las casas populares, son formaciones simples, edificios de pocos pisos con paredes sólidas y colores variados. La extensión de estos edificios es uniforme. Solo se ve interrumpida cuando asoman bloques naturales de piedra.
Por lo demás, también existen a lo largo de toda la isla, torres defensivas que datan de hace cinco siglos, y castillos pequeños que son resabios de la conquista castellana.