La formación volcánica de Tenerife ha dado como resultado una variedad significativa de formas y paisajes, los que dotan a la isla de una particular estructura general. Es posible encontrar desde zonas semidesérticas, pasando por zonas multiformes y multicolores de erupciones volcánicas, hasta valles subtropicales y bosques frondosos de pinos y otras especies.
La estructura central de la isla se compone de formas geológicas originadas por las consecutivas erupciones del volcán Teide, miles de años atrás. Esta zona se encuentra ocupada por el estratovolcán Teide-Pico Viejo y los Roques de García, que componen el paisaje y dotan de gracia a la vista.
El macizo de Anaga, en el noreste de la isla, también se erige como un punto de referencia geográfico que no puede pasarse por alto. Estos poseen un perfil escabroso que alcanza una altura máxima de 1024 m en la Cruz de Taborno. Además, existen decenas de barrancos perfilados encajados en el terreno. También hay decenas de acantilados.
El Macizo de Teno, en el noroeste de la isla, también integra hondos barrancos y estructuras desmanteladas que se han originado debido a la erosión del agua y el viento. En este macizo destacan los acantilados de los Gigantes, paredes sumamente verticales que en ocasiones llegan hasta los 500 m de altura y se estrellan contra el mar.
Los valles cobran especial importancia en la geografía de Tenerife. Destacan dos: el valle de Güímar y el valle de Orotava. Estos se han generado debido a las grandes masas de materiales que se han desplazado hasta las costas.
Existen otros valles menos importantes que se distribuyen a lo largo de la geografía de la isla, pero que son valles intercolinares, los que se han formado por el acopio de materiales en ciertas zonas altas o colinas.
Las costas de Tenerife, por otro lado, son abruptas y escarbadas, con una gran cantidad de accidentes. Aunque en sí, las costas del norte lo son más que las del sur. Sin embargo, 67,12 km de la costa de Tenerife están ocupados por playas. Las playas que pueden encontrarse en el norte son, mayoritariamente, de canto rodado o arena negra, mientras que las del sur son de tonalidades claras y arenas finas.